Nací en la ciudad de Riobamba, Ecuador. Desde
pequeña fui muy curiosa con todo lo que me rodeaba: amaba la naturaleza, los
animales y siempre sentí un profundo deseo de ayudar a las personas. Mi gran
pasión ha sido siempre el baile, ese arte de transmitir emociones a través de
cada movimiento.
Mientras crecía, comencé a sentir una fuerte
atracción por la física, la biología y todo lo relacionado con la energía
nuclear. Fue entonces cuando descubrí, en la ESPOCH, una carrera que parecía
hecha a mi medida: Biofísica, una ciencia interdisciplinaria que combina
los principios de la física para estudiar los procesos biológicos.
Durante
mis estudios sufrí un accidente en el Nevado Chimborazo: caí 70 metros y sufrí
graves consecuencias físicas, entre ellas una fractura craneal, parálisis
facial, pérdida parcial de la movilidad, visión y audición. Tuve que abandonar
temporalmente la universidad para concentrarme en mi recuperación.
Fisioterapia, descanso cerebral y mucha paciencia fueron mi rutina durante meses.
Cuando
retomé mis estudios, el cambio de malla curricular me retrasó más de un año.
Las migrañas, la dificultad para memorizar eran parte de mi día a día hasta
irme adaptando de nuevo a la rutina. Aun así,
decidí seguir adelante.
Realicé mis prácticas profesionales en dos campos
fascinantes: el laboratorio de investigación de Óptica y Espectroscopía de la
EPN, y el Laboratorio de Detección de Partículas, Astropartículas y Radiación
(LEOPARD) en la USFQ. Al final de la carrera, encontré un tema que me apasionó
profundamente: el análisis de la concentración de gas radón, que elegí
como tesis de grado.
Al graduarme, planeaba
continuar en el campo de la investigación. Pero el destino me llevó a trabajar
en SOLCA, en otra ciudad, lejos de mi familia. No conocía a nadie, pero
estaba lista para un nuevo reto. Fue allí donde descubrí el mundo real de las aplicaciones
nucleares en la salud: medicina nuclear, radiofármacos y producción con
ciclotrón. Me convertí en una de las primeras mujeres en obtener una licencia
autorizada de Oficial de Seguridad Radiológica en la práctica con
Ciclotrón, velando así, por la protección de pacientes, trabajadores y el
medio ambiente ante los riesgos de la radiación.
Mi trabajo despertó una nueva pasión: los
radioisótopos y su capacidad para salvar vidas, especialmente en el tratamiento
de pacientes con cáncer. Motivada por este interés, decidí cursar una maestría
en Física Médica. Para poder costear mis estudios, busqué un trabajo adicional
en el mismo campo, lo que me permitió familiarizarme con la práctica de
Radiodiagnóstico e Intervencionismo.
Durante este proceso, lideré el proyecto
de licenciamiento y autorización para la
producción, expendio y transporte de radiofármacos mediante ciclotrón,
logrando que SOLCA se convirtiera en el primer
hospital del Ecuador en obtener dicha licencia.
Este proyecto se convirtió en
mi tesis de maestría, y me abrió las puertas al estudio de las múltiples
aplicaciones de la energía nuclear, no solo en medicina, sino también en la
industria y la generación de energía.
Siempre he contado con el apoyo incondicional de
mis padres, quienes con esfuerzo y sacrificio me ayudaron a ser una
profesional. Durante mi trayectoria profesional, he tenido el privilegio de
encontrar colegas que se han convertido en verdaderos amigos.
Actualmente, vivo en Canadá,
donde continúo mi desarrollo profesional en el ámbito de la energía nuclear.
Soy vicepresidenta de WiN Ecuador y Representante Regional para Latinoamérica y
el Caribe de WiN Global Young Generation, una responsabilidad que asumo
con mucho orgullo y compromiso. Desde este espacio, mi misión es clara: inspirar
a más mujeres jóvenes a sumarse al uso pacífico de la energía nuclear y luchar
por una ciencia más equitativa.
El papel de la energía nuclear
en el futuro del Ecuador
Ecuador presenta una matriz
energética fuertemente dependiente de la generación hidroeléctrica, la cual
representa más del 80% de la producción eléctrica nacional. Esta preponderancia
de las fuentes hídricas, si bien constituye una ventaja en términos de
emisiones de carbono, introduce una vulnerabilidad estructural ante fenómenos
climáticos extremos como El Niño y La Niña. Dichas variabilidades
pueden comprometer la continuidad del suministro energético, lo que pone en
evidencia la necesidad estratégica de diversificar la matriz con fuentes de
generación firmes, sostenibles y de baja emisión, como la energía nuclear.
Actualmente, Ecuador no
dispone de centrales nucleares para la generación de electricidad. Sin embargo,
el país ha consolidado una participación activa en el uso pacífico de la
tecnología nuclear en campos como la medicina (diagnóstico por imágenes, terapia
con radioisótopos), la agricultura (mejora genética y control de plagas), el
monitoreo ambiental y ciertas aplicaciones industriales. Estas actividades se
encuentran reguladas por la Subsecretaría de Control y Aplicaciones
Nucleares (SCAN), con soporte técnico del Organismo Internacional de
Energía Atómica (OIEA).
En un hito reciente, Ecuador
suscribió un acuerdo con el OIEA para fomentar el desarrollo de capacidades
nacionales en energía nuclear con fines pacíficos. Esta cooperación técnica
incluye transferencia de conocimiento, formación especializada, fortalecimiento
regulatorio y apoyo en la formulación de estrategias para la posible
integración de tecnología nuclear en el sistema energético nacional.
Si bien este avance representa
una oportunidad significativa, es fundamental reconocer los retos técnicos,
ambientales y sociales que implica su implementación en un país con
características geológicas complejas, dada su localización en el Cinturón de Fuego
del Pacífico. La seguridad nuclear debe ser el eje rector en cualquier
planificación. En este sentido, el despliegue de tecnologías emergentes como
los reactores modulares pequeños (SMRs) o los reactores de cuarta
generación podría ofrecer ventajas en términos de seguridad pasiva, menor
escala de implementación, flexibilidad de emplazamiento y reducción del riesgo
radiológico.
Uno de los requisitos clave
para viabilizar el desarrollo nuclear en Ecuador es la caracterización
geológica y radiométrica del territorio, con el objetivo de identificar
posibles yacimientos de uranio o torio con viabilidad económica. Actualmente,
Ecuador no figura entre los países con recursos reportados por el OIEA en este
ámbito, pero dado que el potencial geológico no ha sido plenamente explorado,
la posibilidad de reservas locales no puede ser descartada sin estudios
exhaustivos.
La selección del
emplazamiento de una futura instalación nuclear debe considerar criterios
geotécnicos, hidrológicos y sísmicos. Dadas las limitaciones de estabilidad
geológica en la Sierra, regiones como la costa ecuatoriana o zonas de la
Amazonía podrían ofrecer condiciones más favorables. Esto requerirá
estudios detallados de riesgo sísmico, licenciamiento ambiental y evaluación de
impacto social.
Finalmente, el éxito de
cualquier proyecto nuclear depende en gran medida de la aceptación pública y
el respaldo político, los cuales solo pueden lograrse mediante una
estrategia integral de comunicación, educación pública, transparencia
institucional y demostración clara de beneficios socioeconómicos y ambientales.
La energía nuclear, si se gestiona con rigor técnico y responsabilidad, puede
contribuir de forma sustancial a un sistema energético más resiliente, limpio y
seguro para el Ecuador.
“Hoy puedo decir con certeza
que ser valiente siempre vale la pena. Que incluso las caídas más duras pueden
transformarse en nuevas oportunidades. Y
que sí, estoy en el lugar adecuado y en el momento justo.”
Texto actualizado el 21 de junio de 2025 con información complementaria de la autora de la historia, Lorena Santillán.
No fue de las primeras mujeres con licencia en medicina nuclear Ecuador, con el rol de OSR. De las primeras mujeres fueron biofísicas graduadas en la ESPOCH, mucho antes que la señora en cuestión, y en hospitales muy importantes en el país. Deberían realizar una investigación antes de publicar o asumir ese logro. Por lo demás, felicidades!
ResponderBorrarEstimada Rosa:
BorrarLe agradecemos sinceramente el tiempo que ha dedicado a leer la historia de Lorena, así como sus valiosas observaciones.
Nos gustaría comentarle que nuestra plataforma no es un centro de investigación, sino un espacio orientado a dar visibilidad a trayectorias profesionales y compartir conocimiento a través de artículos de carácter divulgativo.
En relación con su comentario, hemos contactado con la autora de la historia para revisar los datos a los que usted hace referencia. Gracias a ello, hemos podido actualizar la información publicada y así asegurar la mayor precisión posible.
Agradecemos mucho su interés y su aporte, que sin duda nos ayuda a mejorar nuestros procesos editoriales de cara al futuro. La invitamos cordialmente a seguir leyendo nuestros contenidos y a colaborar con nosotros si así lo desea.
Cordialmente,