Por: Andrea Eras Almeida
Empezar a hilar esta historia ha
llenado de ilusión a Energy from Women. Hoy, conoceremos a una mujer que es
“sonrisa, entrega y unidad”. Esta historia es especial porque, para empezar, su
protagonista ha inspirado, también, la construcción de esta iniciativa.
Esta historia trata
de Belén Gesto, quien nació un 24 de diciembre de 1976 en Madrid, motivo por el
cual, sus padres, la llamaron Belén, lo que para ella significa “hogar que
acoge, que cuida, que quiere y que protege”. “Mis padres lo han dado todo por nosotras, mi hermana y
yo, y no les puedo estar más agradecida”. De joven, Belén se sentía ciudadana del mundo,
y no sentía vínculo alguno con ningún lugar hasta que dejó su Alcalá de
Henares, y comenta “fue entonces cuando la eché de menos y me di cuenta de que
me encantan sus calles, su plaza, su historia, su río”.
Belén es Doctora Arquitecta y experta en Habitabilidad
Básica. La conocimos en el entorno universitario cuando surgió una convocatoria
para plantear soluciones intersectoriales de cara a trabajar, de forma
conjunta, en campos de personas refugiadas en el norte de Etiopía. Esta
convocatoria tenía como objetivo aunar esfuerzos de distintos grupos de
cooperación y Belén se presentó como una de las líderes de una propuesta. Belén
creía que aportar su experiencia, desde la arquitectura, con otras áreas
técnicas harían posible usar la tecnología para cambiar vidas de estas personas.
Para poder conocer de fondo a Belén, viajamos un poco al
pasado y empezamos preguntándole ¿por qué decidió estudiar Arquitectura?, y
ella comienza esta charla con Energy from Women citando el libro La ciudad
de la alegría y a su autor Dominique
Lapierre añadiendo: “siempre me he sentido más de ciencias que de letras,
y tenía claro que quería estudiar una carrera tecnológica, una ingeniería o
arquitectura. Me ha gustado siempre el dibujo. Pero la verdadera razón por la
que opté por arquitectura está en ese libro. Me derrumbó, me mostró una
realidad que desconocía. Tras leerlo decidí que quería dedicar mi vida a hacer casas
buenas, bonitas y baratas. Lo que en aquel momento no decidí, ni sabía, es
que finalmente me dedicaría más, a través de la docencia, a dar visibilidad a
lo que había descubierto en el libro, a ponerle cifras y enseñar a otros a cómo
darle respuesta”.
Y entonces ¿cómo logró combinar su gran pasión, la
Arquitectura, con la cooperación al desarrollo? Esta respuesta también se ha
inspirado en el libro La ciudad de la
alegría, aunque en aquel momento, a sus
17 años, no sabía que ese mundo al que se quería dedicar se llamaba cooperación
al desarrollo. Apenas sabía de la existencia de las ONGs (organizaciones no
gubernamentales) y lo cierto es que su formación en arquitectura distó mucho de
aquello que la había motivado a estudiarla. Entonces ¿cuándo empezó todo
aquello? Fue al final de su carrera cuando tuvo la oportunidad de hacer un
curso que se impartía en la Escuela de Arquitectura de la Universidad sobre
“Cooperación para el Desarrollo de Asentamientos Humanos Precarios” – desde ese momento, indica Belén: “mi
vida quedó vinculada a la Cooperación, a la Habitabilidad Básica y al
ICHaB (grupo de la Universidad Politécnica de Madrid que impartía el curso),
así como a sus dos fundadores: Julián Salas y Felipe Colavidas, a los que debo
todo lo que soy como profesional y docente en esa materia, la habitabilidad
básica”.
Entre ese camino de aprendizaje y decisiones, combinar
estas dos pasiones han tenido un valioso significado en su vida y entre esto, Belén
comparte con Energy from Women una experiencia que ha impactado su vida y otra
que la ha marcado: “La primera fue tras el terremoto de Haití de 2010. Con la
ONG Entreculturas tuve la oportunidad de participar en un trabajo de evaluación
de escuela, a solicitud del gobierno haitiano, para determinar la capacidad de
vuelta a la normalidad escolar que había en sus instalaciones. Nuestro trabajo
comenzó 15 días después de que tuviese lugar el terremoto. Llegar a una escuela
en la que aún estaban niños sepultados bajo los escombros me cortó la
respiración. Y tras los días de trabajo que llevábamos, me impactó ser
consciente de la vulnerabilidad inducida a la que habían estado sometidos,
porque muchas de las construcciones que se habían venido abajo tenían errores
de diseño o ejecución que eran evitables”.
“La segunda
experiencia es mucho más reciente, de octubre de 2018, en una misión de la
Universidad a un campo de refugiados en Etiopía. Una refugiada nos increpó,
diciendo que mucho trabajo de investigación por parte de las universidades,
pero y sus vidas, quién las cambiaba. Sin duda ese comentario ha marcado mi
visión de la investigación y me ha reforzado en la idea de una
investigación-acción, de una investigación que trabaje por cambiar, a mejor, la
vida de las personas”. Fue en esta segunda experiencia donde Energy from Women
conoce a Belén, su pasión y entrega han hecho que exista gran interés en contar
su historia y permitir que otras mujeres y profesionales de la habitabilidad
básica y la cooperación se dejen inspirar por ella.
Entonces vayamos conociendo más de su trabajo. Garantizar
la habitabilidad básica en asentamientos precarios es relativamente complejo
como casi cualquier acción en cooperación por dos motivos fundamentales, por
ser multiactor, o al menos debería serlo, si queremos que las intervenciones sean exitosas
y con garantías de permanencia, y porque debería ser multidisciplinar, con la
complejidad que eso también supone. Para Belén, “la habitabilidad básica no es
solo garantizar un cobijo, es garantizar un espacio habitable, donde además de
ese cobijo seguro haya acceso a servicios básicos tales como energía, agua,
saneamiento, gestión de residuos, entre otros, además de acceso a educación y a la salud, que en conjunto hacen que la habitabilidad deje de ser precaria”.
En 2020, un tercio de la población vivía en
condiciones de habitabilidad precaria, tanto en entornos urbanos como rurales. En la
actualidad, son más de 1.000 millones las personas que viven en barrios
marginales en ciudades, el 24% de la población urbana mundial. Según Belén, frente
a estas cifras, “la solución radica en garantizar los mínimos de habitabilidad
básica para poder llegar a más población y así facilitar, una vez que ésta haya
subido al primer peldaño de la escalera del desarrollo, pueda seguir subiendo
por sí misma, mejorando así sus condiciones de vida”.
En este marco, Belén analiza: “la energía juega un
papel fundamental en la habitabilidad básica. Según el Informe de los Objetivos
de Desarrollo Sostenible 2020, 2.800 millones de personas carecen de
combustibles y tecnologías limpias para cocinar, de los cuales 548 millones -el
53% de la población de África Subsahariana- no tiene acceso a energía eléctrica.
Sin tecnologías limpias para cocinar, la población, fundamentalmente mujeres y
niños, que son los que suelen permanecer en el hogar, enferma y muere por
enfermedades respiratorias. Sin energía eléctrica, no podrían estar leyendo
este blog, algo anecdótico cuando ni tan siquiera pueden iluminar sus viviendas, ni sus
calles, habitando espacios inseguros, no pueden disponer de electrodomésticos o no
pueden estudiar de forma segura al caer el sol, mientras que tampoco lo han podido hacer durante el día, la tener que ocuparse de otras tareas. Y podríamos seguir dando ejemplos de la
importancia del papel de la energía para la habitabilidad básica”. Esto nos
deja un claro ejemplo de cómo la energía juega un rol transversal y fundamental
para el desarrollo humano.
Para seguir conociendo más de Belén, preguntamos su
opinión sobre los retos que encuentra la cooperación en el entorno
universitario, a lo que ella responde: “Esto radica en conseguir introducir la
materia dentro de la formación de grado para, en primer lugar, dar visibilidad
a una realidad que para la mayoría de los estudiantes resulta desconocida, y en
segundo, para que se contemple como una alternativa más, y que el estudiante
posteriormente pueda decidir especializarse y ampliar su formación si así lo
desea”. ¿Cómo lleva entonces este mensaje a las aulas? Cada vez que empieza un curso, ella dice a
sus estudiantes: “estoy para hablarles y enseñarles urbanismo (que es la
materia que imparto fundamentalmente), pero en mí está esa otra Belén
indisolublemente unida a la habitabilidad básica, y me siento en el deber de
mostrarles la realidad de nuestro mundo desde esa perspectiva, de esa otra
realidad de las ciudades que no hemos mirado o no queremos mirar”. Siempre con
ese tono inspirador, no nos queda duda que su mensaje traspasa las aulas,
sumando a más jóvenes al mundo de la habitabilidad.
De ser inspiración para muchas personas, entonces a
quién admira Belén, “…en lo profesional, incluyendo mi faceta de docente, a mis
dos maestros, Julián Salas y Felipe Colavidas. En la parte más espiritual, a la
Madre Teresa de Calcuta”, indica ella.
Para finalizar esta charla con Belén, ella invita a mujeres,
jóvenes y niñas a no olvidar lo que las motiva, a ser felices, y a
dejarse hacer. Complementado su mensaje así: “Cuando decidí estudiar
arquitectura era porque quería hacer esas casas buenas, bonitas y baratas. Nunca pensé que mi vida profesional, vinculada
a la cooperación, acabaría en la universidad. Y ahí estoy, feliz de haber
encontrado otra manera de hacer esas casas… no con mis manos, pero sí formando
a otros para que puedan hacerlo por mí”. “A las jóvenes y niñas les aconsejo
que intenten ser conscientes de sus dones, sus cualidades, y a partir de ellos,
trabajar. Las personas somos distintas afortunadamente, y tenemos intereses e
inquietudes diversos. ¡Si te atraen las carreras en STEM, adelante! Lucha por
lo que quieres, dando lo mejor de ti y levantándote cuando lleguen los
tropiezos, que llegarán, y lo conseguirás”.
Tan especial es esta historia que quisimos añadir el testimonio
de una persona que ha trabajado y conoce de cerca a Belén:
“Belén es una de esas personas que dejan una huella
profunda allá donde van. Es el alma del ICHaB, con un profundo sentido del
servicio a los demás, con una humildad admirable, con una dedicación
inquebrantable al trabajo por un mundo más justo en favor de la Habitabilidad
Básica y con un carisma especial al alcance de muy pocos. Nunca he
escuchado a nadie hablar mal de Belén, ni siquiera no hablar bien de ella. A
cualquiera que preguntes te hablará maravillas, ya sean antiguas alumnas,
profesorado, profesionales que se han cruzado en su camino. ¡Que más se
puede pedir en vida que ser BUENA PERSONA! Para mí es mi auténtica MAESTRA, con
todas las letras, en mayúsculas y si pudiera ser en letra bien grande, porque
de ella se aprende una formación integral de calidad. Esa que tanto necesita la
universidad española en estos días. Esa de la que el alumnado está hambriento”,
testimonio de Adela Salas Ruíz, investigadora del ICHaB.
Gracias Belén por compartir tu historia y tus experiencias con Energy from Women, gracias por mostrar la relevancia de pasar a la acción y de destacar que el conocimiento y compromiso son la clave para trabajar por un mundo mejor. Esta historia es el reflejo de que en el mundo existen personas maravillosas y comprometidas por crear mejores oportunidades para las personas.
¡Energía para habitabilidad básica!
Sobre la autora: Andrea Eras Almeida, Fundadora de Energy from Women, Doctora en Energía Solar Fotovoltaica
Bibliografía:
NNUU, 2020: Consejo Económico y
Social, “Progresos realizados para lograr los Objetivos de Desarrollo
Sostenible. Informe del Secretario General”. 28 de abril de 2020. Disponible
en: https://unstats.un.org/sdgs/
files/report/2020/secretary-general-sdg-report-2020-- ES.pdf
NNUU, 2020: Informe de Los
Objetivos de Desarrollo Sostenible. Disponible en: https://unstats.un.org/sdgs/report/2020/The-Sustainable-Development-Goals-Report-2020_Spanish.pdf
Bravo, gente como tu es la que hace falta en el mundo!
ResponderBorrarSigue así luchando por todo! Y construyendo un mundo mejor.
Muchas gracias Sara por reconocer el valioso trabajo de Belén. Un cordial saludo
BorrarExcelente, me encantó!!
ResponderBorrarMuchas gracias por el apoyo y por haber dedicado tiempo a conocer la valiosa historia de Belén. Saludos
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