Alexandra Arias: "Mi camino con energía: construyendo futuro desde las comunidades"

 

Mi nombre es Alexandra Arias, soy costarricense y he tenido la oportunidad de vivir en varios países de América Latina y Europa. Esta experiencia me ha permitido enriquecer no solo mi formación profesional, sino también mi visión humana del mundo y del desarrollo. Nací y crecí en una zona rural, lo cual marcó profundamente mi sensibilidad y compromiso con las comunidades que, como la mía, enfrentan desafíos estructurales, pero también están llenas de potencial, sabiduría y fortaleza.

 

Desde pequeña fui una estudiante aplicada. Estudié en una escuela de monjas donde, además de adquirir valores fundamentales, desarrollé el gusto por las manualidades: coser, bordar, crear con las manos. También tuve clases de agricultura, lo cual reforzó mi amor por la tierra y mi afición por sembrar tomates, lechugas y cuidar frutales. Aún hoy, disfruto estos espacios de conexión con la naturaleza. Me gusta leer, especialmente a autores latinoamericanos. Isabel Allende es mi favorita; encuentro en sus historias la fuerza de las mujeres, las raíces de nuestra región y la poesía de lo cotidiano.



Gracias al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), donde trabajé desde joven, tuve la oportunidad de estudiar Ingeniería Industrial en Costa Rica.  En el ICE encontré compañeros y compañeras extraordinarios que no solo me guiaron en el aprendizaje técnico, sino que me transmitieron una comprensión profunda del papel de la energía como motor del desarrollo humano, económico y social.  Junto a ellos, entendí que trabajar en energía es también trabajar por la dignidad, las oportunidades y el bienestar de las personas.  El ICE fue mi escuela profesional, donde no solo aprendí lo técnico, sino también el valor del trabajo colectivo, del servicio público y del compromiso con el país. Allí inicié mi recorrido en temas de electrificación rural, que me conectaron profundamente con las necesidades de las poblaciones más vulnerables. Tuve el privilegio de formar parte del equipo pionero en eficiencia energética en el ICE, donde comenzamos a hablar de sostenibilidad mucho antes de que se convirtiera en una prioridad en la agenda global. Tras una experiencia transformadora en Alemania, impulsé el desarrollo del proyecto de generación distribuida, una propuesta innovadora que lideré durante cinco años con enorme compromiso y pasión.

 

Realicé una Maestría en Energía y Desarrollo en ITC (Universidad de Twente) en Holanda. Viajé con mi hijo de tan solo 7 años, cargando ambos una maleta llena de sueños y la esperanza de un futuro mejor. Fue una etapa profundamente significativa para nosotros, llena de aprendizajes, descubrimientos y momentos que no solo nos fortaleció como familia, sino que nos regaló recuerdos entrañables que atesoramos hasta el día de hoy.

 

También cursé un Diplomado en Gerencia en el INCAE (Costa Rica), un postgrado en Economía Energética (Argentina), y una pasantía técnica de un año en Alemania sobre energías renovables aplicadas al desarrollo social.  He complementado mi formación con una especialización en temas de género, cambio climático y políticas públicas: en FLACSO Uruguay y cursos de OLADE sobre energía, diversidad y equidad. Estas herramientas han sido clave para integrar la igualdad de género y la inclusión social en los proyectos que lidero.


Más adelante, me trasladé a Ecuador para trabajar en OLADE, iniciando así mi labor internacional. Ecuador se convirtió en mi segunda patria, y es aquí donde tengo a mi familia por adopción (Sánchez Barnuevo - Piedra).  También tengo a mis dos queridas ahijadas (Ivanna y Nadia Cartagena Atiaja).

 

Posteriormente laboré con Hivos y luego asumí la coordinación del Centro Regional de Energías Renovables y Eficiencia Energética (SICREEE) del SICA, una plataforma regional impulsada por la ONUDI. Desde allí lideré alianzas con gobiernos, sector privado, academia y organizaciones sociales, y promoví la participación activa de las mujeres y juventudes en la transición energética.

 

Actualmente trabajo en la Comisión de Integración Energética Regional (CIER), donde he encontrado una plataforma privilegiada para poner en práctica todo lo aprendido a lo largo de mi trayectoria, y al mismo tiempo seguir construyendo un camino con energía, junto a colegas de toda América Latina y el Caribe. Mi trabajo en CIER me permite articular esfuerzos entre países, personas y saberes, impulsando soluciones que combinan innovación tecnológica con sensibilidad social y compromiso con el desarrollo sostenible.

 

En cada una de estas experiencias he priorizado la participación de mujeres y jóvenes en los procesos de transformación energética, integrando criterios de género en marcos normativos, estrategias nacionales y proyectos comunitarios.   He representado a las organizaciones en donde he trabajado en eventos internacionales de alto nivel como moderadora, conferencista y facilitadora.



 

Paralelamente a mi vida profesional, he sido esposa, madre y abuela. Tengo un hijo, y dos nietos maravillosos: Daniel y Alejandro. Mi familia es mi motor, mi raíz y mi refugio. Disfruto enormemente compartir con mis nietos paseos, caminatas por parques nacionales, nadar en ríos y en océanos. Quiero que cuando yo no esté, me recuerden como una "Oma" con quien vivieron aventuras, juegos, y mucha felicidad. Y, sobre todo, quiero que crezcan con la libertad de imaginar, con el impulso que nace de vivir al aire libre y mirar el horizonte, sabiendo que tienen la capacidad de cambiar el mundo con decisión, inteligencia y una profunda conexión con lo que realmente importa.


Hay una frase que me acompaña siempre: “La energía transforma, pero aún más cuando llega con equidad y sentido humano”.  Esta convicción me impulsa cada día a trabajar desde y para las personas, los territorios y los saberes que sostienen un desarrollo más justo y sostenible.

 

Mi camino con energía ha sido, sobre todo, un camino con propósito. Cada paso ha estado guiado por la convicción de que la energía puede y debe ser una fuerza de vida, de equidad y de transformación social. Hoy sigo trabajando con la misma pasión del primer día, construyendo futuro desde las comunidades, especialmente rurales, a las que pertenezco por origen y por decisión. Cuando miro atrás, me digo con orgullo: “Todo esto lo he hecho yo, y aún hay mucho por hacer, con energía, justicia y humanidad”.



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