Alturas que liberan: mi historia como mujer, migrante y técnica vertical

 

Mi nombre es Margarita Pinargote Navarrete. Soy ecuatoriana y profundamente orgullosa de mis raíces. Desde pequeña aprendí que el esfuerzo y la resiliencia son herramientas fundamentales en la vida. Mi madre, con su incansable lucha y valentía, me enseñó a no temerle a lo desconocido. Inspirada por ella, un día tomé la decisión de dejar mi país para iniciar una nueva vida en Chile. Me lancé a lo incierto, con la firme intención de construir un futuro diferente para mi familia.



Llegué con una maleta llena de sueños y el corazón decidido. Sola, pero con una certeza inquebrantable: mi madre, mi hermana y yo merecíamos una vida digna, libre y plena.

 

Mis primeros pasos en Chile no fueron fáciles. Trabajé como niñera, con humildad y gratitud, consciente de que cada experiencia sería parte de mi formación. Pero mi mirada siempre estuvo puesta en el futuro. Fue entonces cuando descubrí el mundo del trabajo en altura, un ámbito dominado históricamente por hombres y aún poco explorado por mujeres en Latinoamérica. Sentí miedo, claro. Me pregunté si sería lo suficientemente fuerte, si estaría a la altura del desafío. Pero una voz interna me susurró: “Si lo puedes soñar, lo puedes lograr”.

 

Y decidí soñarlo todo.

 


Me formé como técnica en acceso vertical y obtuve la certificación IRATA. Desde entonces, he vivido una escalada constante, no solo en lo físico, sino también en lo personal. Pronto me encontré suspendida a cientos de metros, limpiando las luminarias del Congreso Nacional de Chile o realizando mantenimiento en imponentes edificios de Santiago. Cada jornada en las alturas era, para mí, una declaración de principios: las mujeres también pertenecemos a estos espacios, a estas alturas, en todos los sentidos.



Trabajé en el complejo termosolar Cerro Dominador, enfrentando el vértigo, el calor extremo y, sobre todo, los prejuicios. A más de 250 metros de altura, no solo sostenía mi arnés, sino también mi historia, mis miedos, y el profundo anhelo de volver a abrazar a mi madre y hermana.

 

Uno de los mayores desafíos ha sido romper estereotipos. Demostrar que una mujer migrante, sin un título universitario, pero con determinación y coraje, puede desempeñarse con excelencia en tareas físicamente exigentes. He tenido que enfrentar el machismo, el agotamiento, y mis propios temores. Pero esos obstáculos no me detuvieron. Al contrario, se convirtieron en el motor que me impulsa.

 

También tuve la fortuna de encontrar compañeros generosos, dispuestos a enseñarme con paciencia y respeto. Gracias a ellos, hoy cuento con verdaderos amigos y colegas que me inspiran cada día.

 

Actualmente, formo parte de proyectos de mantenimiento en parques eólicos. Desde inspeccionar y reparar aspas hasta limpiar los gigantes molinos de viento. Amo profundamente lo que hago. Cada día me levanto con la convicción de seguir aprendiendo, de crecer y aportar con excelencia en un rubro que, aunque exigente, es apasionante. Sí, hay días duros: largas jornadas, condiciones climáticas extremas y la presión constante de demostrar mi valor. Pero cada esfuerzo tiene sentido.

 

Trabajar en el sector energético es, para mí, ser parte del cambio. Es apostar por energías limpias, por un mundo más justo, más sostenible. Es abrir caminos, romper moldes y demostrar con hechos que las mujeres migrantes no solo resistimos: también lideramos.

 

Porque no se trata solo de escalar estructuras; se trata de escalar prejuicios.

Y yo no me detengo hasta llegar arriba.



Hoy miro hacia atrás y me abrazo con orgullo. Ha sido un camino difícil, pero cada paso ha valido la pena. Mi trabajo no es solo técnico: es simbólico, es rebelde, es una declaración de amor y dignidad. Es mi forma de decirle al mundo que sí se puede. Que las mujeres, incluso en los oficios más extremos, podemos transformar realidades.



Nota: la historia es escrita por su propia protagonista.






1 comentario:

  1. Felicitaciones mi Bachi, y sigue adelante, me da mucho gusto ver cómo alcanzas tus metas y haces feliz a tu mami y a tu hermana.

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